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La democracia no siempre garantiza unos derechos laborales sólidos, pero ayuda a luchar por ellos

Este 15 de septiembre, Día Internacional de la Democracia, es especialmente importante, puesto que 2024 es un gran año para la democracia.

A finales del mismo, ciudadanos y ciudadanas de más de 60 países –cuya población total asciende a aproximadamente 4.000 millones de personas– habrán tenido la oportunidad de votar en comicios nacionales o regionales, lo que, según ciertas estimaciones, lo convierte en el año electoral con mayor número de votantes de la Historia.

Algunos de los comicios de este año ya han tenido repercusiones. Los votantes de la India han logrado reducir el poder del primer ministro Narendra Modi, y los de Sudáfrica han reducido el poder del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, viéndose ambos obligados a gobernar ahora en coalición con otros partidos. Los votantes franceses forjaron un Frente Republicano para frustrar la amenaza de la extrema derecha representada por el Rassemblement National de Marine Le Pen. Y los votantes británicos han elegido un gobierno laborista dirigido por el primer ministro Keir Starmer, que promete reforzar los derechos de los trabajadores, mermados tras 14 años de gobierno conservador.

Los sindicatos constituyen el mayor movimiento democrático del mundo y gozan de una posición única para definir, defender y ampliar la democracia. La CSI apoya esta iniciativa a través de su campaña Por la Democracia, cuyo objetivo es reforzar los principios y procesos democráticos desde la base, garantizando su revitalización en tres ámbitos clave: en el lugar de trabajo, en la sociedad y a escala mundial. Por la Democracia en el trabajo se centra en derechos específicos, como el derecho a la huelga, a organizar un sindicato y a la negociación colectiva. En el ámbito de la sociedad, Por la Democracia respalda a los sindicatos que defienden amplias libertades fundamentales y políticas progresistas en el seno de las comunidades y los países. Y Por la Democracia en las instituciones internacionales apoya los llamamientos para garantizar la representación de los trabajadores y las trabajadoras al más alto nivel de los debates políticos y normativos.

Nunca se insistirá lo suficiente en el nexo que existe entre la democracia y la solidez de los derechos de los trabajadores. Cuando los trabajadores tienen poder en su lugar de trabajo y pueden negociar colectivamente con sus empleadores, los beneficios de ese empoderamiento representativo se hacen sentir en toda la sociedad. El presente artículo examina la fortaleza de este vínculo, demostrando las fuertes correlaciones observadas entre el Índice Global de los Derechos de la CSI, que informa sobre la situación de los derechos de los trabajadores en todo el mundo, y 10 índices de democracia. Nuestro análisis revela que el vínculo es innegable: cuando los derechos laborales fundamentales de los trabajadores están garantizados, la democracia es por lo general más fuerte y más sostenible. Aunque existen excepciones, se trata de países donde las crecientes presiones democráticas están modificando la situación en favor de los trabajadores y las trabajadoras.

Medidas de democracia

La CSI comparó los resultados de su Índice Global de los Derechos 2024 con 10 índices de democracia procedentes de tres fuentes: el proyecto de investigación Varieties of Democracy (V-Dem), radicado en la Universidad de Gotemburgo de Suecia; los Índices del Estado Global de la Democracia gestionados por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, también radicado en Suecia; y los datos de Freedom in the World del grupo de campaña estadounidense Freedom House.

Los 10 índices se ajustan bien a nuestro Índice, con coeficientes de correlación iguales o superiores a 0,69, donde 0 significa que no hay correlación y 1 significa que existe una correlación perfecta. El mejor ajuste, con un coeficiente de correlación de 0,8, es con el índice de democracia igualitaria de V-Dem, que se centra en las desigualdades entre grupos sociales[1]. Todos los países con la peor calificación (5+) en el Índice Global de los Derechos, muchos de los cuales están asolados por conflictos, tienen puntuaciones de democracia igualitaria inferiores a 0,15 (el índice se puntúa de 0 a 1). La calificación 5 del Índice tiene una gama más amplia de puntuaciones de V-Dem, pero la mayoría se mantiene por debajo de 0,15, incluidos China y los Estados del Golfo Bahréin, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. En el otro extremo de la escala, todos los países con la calificación más alta (que es 1) en el Índice Global de los Derechos, obtienen una puntuación superior a 0,7 en materia de democracia igualitaria, con Dinamarca a la cabeza, con un 0,877.

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